lunes, 9 de agosto de 2010

“La muerte es el complemento indispensable de la vida”

En el sur de Francia, se organizan cada año más de un centenar de corridas. Desde el siglo XIX, 75 comunidades en este país comparten la tradición. El Comité francés del Observatorio de las culturas taurinas reflexiona sobre el sentido de la muerte del toro en un espectáculo público. Francis Wolff lo describe de esta manera: “Ciertos enemigos de la Fiesta creen que amar las corridas es tener algún gusto morboso por la sangre o la muerte. Se oponen que se muestre la muerte. Pero, ¿no será que, en la época actual, se pretende esconder la muerte como si de una enfermedad vergonzante se tratara? Hoy día, la muerte se esconde en la soledad y el olvido de los hospitales, en los cementerios anónimos, en el silencio de los mataderos. En la corrida de toros se hace de la muerte una ceremonia, se rodea de signos visibles, la hace importante y esencial en la vida. El silencio en el momento de la estocada no es el silencio de la soledad y del olvido, sino del combate que le ha precedido, el silencio ganado sobre la fiesta de la vida. Morir para el toro no es solamente dejar de vivir, es haber sido derrotado como cualquier ser viviente en su lucha con la muerte, en su combate por la vida, un combate que comenzó en su nacimiento y que ha representado en el ruedo”. Y para el torero esta misma muerte significa que ha vencido su propio miedo a morir, que ha ganado su derecho a matar al animal y a vivir como hombre.

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