« Las prostitutas francesas se unen a la lucha por los derechos del hombre ». Este violento titular, publicado en el editorial del diario iraní Kayhan, -medio que controla el gobierno de Irán-, hace referencia, nada menos, que a la primera dama francesa, Carla Bruni, y a la actriz de este país, Isabelle Ajani, quienes recientemente han firmado un manifiesto de denuncia contra la condena de muerte de Sakineh Mohammadi-Ashtiani. La mujer iraní de 43 años está acusada de adulterio y condenada a diez años de prisión y a muerte por lapidación –a pedradas-. La sentencia no ha dejado indiferente a Bruni, quien se manifiesta “indignada” ante tanta crueldad.
Este diario de Teherán, que está considerado como el más radical del país, define a las dos francesas defensoras de Sakineh como mujeres de “moral corrompida” y asegura que “Carla Bruni hizo todo lo posible para cargarse el anterior matrimonio de Nicolas Sarkozy para poder convertirse en primera dama”, según destaca el periódico iraní. Una afirmación desmentida inmediatamente por los medios franceses quienes recuerdan que a Sarkozy le presentaron a su actual esposa “después de su divorcio” de Cecilia Attias.
El pasado 24 de agosto, Carla Bruni-Sarkozy se unió, mediante su firma en una carta, a las numerosas personas que, en todo el mundo denuncian la muerte por lapidación, a través de una petición internacional iniciada por Bernard-Henri Lévy y que también ha firmado el ex presidente francés, Jacques Chirac.
La esposa del presidente francés denunciaba este acto como una “ceremonia macabra” y aseguró que siente “pavor y consternación” ante unas mujeres “llenas de dolor que se convierten en el objetivo para los lanzadores de piedras”. “No veo el bien, sean cuales sean las justificaciones jurídicas, en derramar vuestra sangre, en privar a vuestros de sus madres, pero, ¿por qué?, se interrogaba Carla Bruni. “¿Por ser una mujer iraní que ha vivido y amado?, Me niego rotundamente a aceptarlo”, aseguró la primera dama de Francia, quien prometió a las mujeres de Irán que su marido, Sarkozy, “defenderá sin descanso esta causa” y que “Francia no las abandonará”.
De momento, el Elíseo no ha reaccionado oficialmente ante tales insultos que, difícilmente quedarán impunes.
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