Los últimos episodios de robo con violencia ocurridos en la localidad de Montbéliard, protagonizados por adolescentes rumanos reflejan la amplitud del problema. Muchos inmigrantes procedentes de países de Europa del Este, en particular de Rumanía, llegan mediante la ayuda de grupos mafiosos. Se instalan en las ciudades de la periferia, viviendo en condiciones infrahumanas, en caravanas y tiendas de campaña. –Solo en las afueras de París hay 110 campamentos-. Para subsistir, se dedican a mendigar, robar y atracar. Casi siempre de manera violenta. Ante esta situación, el presidente francés ha instado al ministro del interior, Brice Hortefeux, a acelerar un “plan de acción específico”.
El gobierno ha abierto varias vías de ataque. En primer lugar, París y Bucarest van a firmar dos acuerdos para que una veintena de policías rumanos se ocupen, en Francia, de facilitar la deportación de los niños y adolescentes, víctimas de una forma de esclavitud moderna: el año pasado se detuvo a 2.500 chicas, que se dividían en grupos para ir a atracar a los turistas en París.
El plan de batalla del gobierno también prevé evacuar las ocupaciones ilícitas. Se va a facilitar el traslado a la frontera de aquellos implicados en alteraciones del orden público y de los que no justifiquen recursos desde hace tres meses. Además, mediante un dispositivo digital de huellas, se hará recuento de todas las personas que han recibido una ayuda económica para volver a su país para evitar que vuelvan a Francia de manera clandestina.
En total, unos 10.000 gitanos de origen rumano viven en Francia. Durante el año 2009 la policía ha llevado a cabo 3.100 detenciones. El 40% de los detenidos eran menores. Esta población llegó a Francia tras la caída del muro de Berlín.
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