Francia abre una investigación para averiguar quién quemó la bandera francesa del ayuntamiento de Villeneuve-Saint-Georges/En su lugar pusieron la enseña de Algeria
Carla Sarabia/París. Indignación y preocupación en Villeneuve-Saint-Georges. Esta semana, dos empleados del ayuntamiento que acudían a trabajar a primera hora de la mañana, descubrieron el delito: alguien había quemado la bandera principal de la ciudad, situada en la fachada del ayuntamiento y en su lugar, habían puesto una bandera de Algeria; el mismo día en el que el equipo de fútbol de este país africano había disputado y perdido contra Eslovenia su primer partido en la Copa del Mundo. La alcaldesa de la ciudad, Sylvie Altman, procedió inmediatamente a denunciar a la policía este “inexplicable” acto, que ha “condenado firmemente”. “Nada justifica que se queme un símbolo nacional”. En los anexos del ayuntamiento se encontraron, además, diez banderas francesas tiradas en el suelo y habían robado otras cinco. Tras la denuncia, se ha abierto una investigación policial para descubrir quién y el por qué de lo ocurrido. Dos adolescentes sospechosos fueron detenidos después de que se encontraran sus huellas dactilares en el mástil de la bandera, pero fueron liberados por falta de pruebas.
“Había sido un fin de semana de celebraciones amistosas. Tuvimos un festival y organizamos debates y encuentros con motivo del cincuenta aniversario del hermanamiento con la ciudad alemana de Kornwestheim”, describe a LA GACETA, Julien Zoughebi, Director del Gabinete Técnico de Alcaldía. Además, “la Copa del Mundo es, para los ciudadanos, un motivo de alegría. Se vivía un ambiente de amistad, solidaridad y fraternidad”, asegura.
Indignado tras este acto vandálico, Zoughebi afirma que es imperativo “encontrar a los culpables”. “Hay que saber quién lo ha hecho para paguen por ello”, declara.
Parte de la rutina
Villeneuve-Saint-Georges es una localidad de más de 30.000 habitantes, situada a 16 kilómetros al sur de París. Cuenta con un importante porcentaje de comunidad extranjera “de todas las razas”. Concretamente, 75 nacionalidades distintas conviven en la ciudad.
Atracos, peleas, droga… Como en la mayoría de las ciudades de las afueras de París, los episodios de delincuencia forman parte de la rutina. De hecho, están acostumbrados a las redadas policiales y a que los agentes de seguridad recorran las cafeterías y lugares de ocio para controlar que todo está en orden.
“Esta vez, atentando contra un símbolo nacional, han ido demasiado lejos”, comenta a LA GACETA, la propietaria del café La Passerelle, en el que los clientes no hablan de otra cosa.
“Hay que hacer algo porque lo que ha ocurrido no es normal”. Ella es portuguesa y considera que “los extranjeros debemos respetar a una Francia que nos acepta y acoge”. “Si no están contentos que vuelvan a sus países de origen”. Como ella, los habitantes de Villeneuve-Saint-Georges no dan crédito: “Los ciudadanos tienen que reaccionar ante una falta de respeto tan grave”.
El partido de Nicolás Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular ha expresado su “total indignación ante un acto escandaloso y deliberadamente provocador”.
La Liga contra el racismo y el antisemitismo considera que este acto “atenta contra la indivisibilidad de la República, contra sus valores y contra la convivencia”.
En Francia, atentar públicamente contra los símbolos de la República –el himno nacional o la bandera tricolor- constituye un delito. El responsable se expone a una multa de hasta 7.500 euros y a una pena de varios meses de cárcel
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