El presidente francés desveló ayer a última hora de la tarde la composición de su nuevo gobierno. Con la remodelación ministerial concluyen cinco meses de suspense –desde las elecciones regionales-, sobre la identidad del equipo, compuesto por 31 personas, que acompañará al jefe de Estado en la etapa final de su primer mandato.
Sin sorpresas. Sarkozy volvió a nombrar primer ministro a François Fillon, que había dimitido la víspera, siguiendo el procedimiento habitual que establece la constitución francesa. Por tercera vez en el mismo mandato, Fillon vuelve a dirigir el timón del gobierno francés, como lo lleva haciendo desde 2007.
Además de que desde hace meses, las encuestas reflejaban que Fillon era candidato favorito para sucederse a sí mismo como primer ministro, los entornos del Elíseo le auguraban este destino. Desde que comenzó la crisis, Fillon III –como ahora le llaman los medios franceses- fue uno de los pocos miembros del gobierno –junto a la titular de Economía, Christine Lagarde, que logró mantener su popularidad estable.
Indispensable
El director adjunto del diario francés, Le Figaro, Paul-Henri du Limbert, explica que “Fillon ha sabido demostrar a Sarkozy que le era imprescindible”. El primer ministro, que según Limbert, “sale muy reforzado de la remodelación”, “supo sensibilizar a Sarkozy” al expresar su “deseo por continuar con él hasta el final”. “Fillon ha sabido demostrar su tenacidad ante las adversidades”, asegura el periodista.
Una de las principales figuras que debía formar parte del Ejecutivo era la de Jean-Louis Borloo, ex ministro de Ecología y vicepresidente del partido político mayoritario, la UMP. Sarkozy le propuso importantes carteras como la de Justica o la de Exteriores. Sin embargo, Borloo, que había sido durante los últimos meses uno de los candidatos favoritos a ocupar el cargo de primer ministro, puso fin a las conjeturas, rechazando las propuestas del presidente. El ex ministro aseguró que prefiere “no formar parte del equipo para poder recuperar su libertad de palabra” al servicio de sus valores como “la cohesión social”, aseguró Borloo, que asumirá el mando de la UMP. Su cartera la recupera Nathalie Kosciusko-Morizet.
Como de su respuesta dependían varios nombramientos, la decisión de Borloo contribuyó a acelerar la remodelación.
Entre los principales cambios destacan, el de la ministra de Justicia, Michèle Alliot Marie, que es remplazada por Michel Mercier y asume la cartera de Asuntos exteriores y europeos. Tal y como se anunció este fin de semana, una de las incorporaciones al gobierno de Fillon es el ex primer ministro Alain Juppé, como titular de Defensa y número dos del gobierno. La portavoz del partido político de Dominique de Villepin, Marie-Anne Montchamp, es secretaria de Estado de la cohesión social. François Baroin, Brice Hortefeux y Christine Lagarde, tres de los miembros del gobierno más populares, conservan sus ministerios de Presupuesto, Interior y Economía, respectivamente. Frédéric Miterrand permanece igualmente al cargo de la Cultura. Como también era de esperar, Rama Yade, Bertrand Kouchner y el polémico Éric Woerth, hasta ayer ministro de Trabajo y encargado de la reforma de las pensiones, desaparecen del gobierno francés. El nuevo titular de Trabajo es Xavier Bertrand.
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