lunes, 15 de noviembre de 2010

Entrevista. “Si Sarkozy cambia de política, Villepin podría volver a ser su amigo”

Marie-Anne Montchamp, portavoz de Dominique de Villepin y secretaria de estado de la cohesión social

(24-10-2010). Francia va saliendo a duras penas de la mayor contestación social en décadas, motivada por una ley con la que el presidente empieza a desmontar el colosal y ya ruinoso Estado del Bienestar francés. Sarkozy se ha mantenido firme y se compromete a seguir adelante por la vía reformista. En el frente de las críticas hay muchos, pero el más particular, es Dominique de Villepin. Aquél al que Sarkozy prometió colgar de “un gancho de carnicero”, reapareció hace unos meses con sed de venganza. Indemne tras el polémico caso Clearstream, fundó un movimiento político “alternativo”, República Solidaria. Al timón del barco Villepin ha colocado a la ex ministra Marie-Anne Montchamp, quien en esta entrevista a LA GACETA prefiere mantenerse “prudente” en sus comentarios para “no dar una imagen negativa en el extranjero”. Aunque todo el mundo sabe que nunca antes un ex primer ministro había juzgado tan severamente a un presidente de su misma familia política. La remodelación gubernamental que se aproxima podría ser la oportunidad para el jefe de Estado de responder a las exigencias su eterno rival y cambiar el rumbo político, “Si Sarkozy no cambia de política, los franceses necesitarán una alternativa en 2012”. Mientras tanto, la popularidad de Villepin se dispara en los sondeos.

Actualmente Villepin cuenta con el mismo porcentaje de intenciones de voto que Sarkozy. ¿será un candidato a la presidencia en 2012?

Como somos patrióticos y queremos que el país vaya bien, de momento, estamos sopesando y presionando al gobierno para que cambie el rumbo. Queremos que Sarkozy cambie de política y si no lo hace, Villepin será su rival en las próximas elecciones.

Si Francia necesita una alternativa es porque el actual partido político mayoritario es defectuoso. ¿No?

Por supuesto. Como en muchos países europeos la crisis está destruyendo los fundamentos sobre los cuales se asentaban los programas políticos y los compromisos presidenciales para Francia.

Eso no es culpa de Sarkozy…

Es cierto que el presidente no tardó en reaccionar. Desde el primer momento supo perfectamente poner en marcha las medidas de relanzamiento y de apoyo al sector bancario para limitar el impacto de la crisis en nuestra economía…

¿Pero?

El Ejecutivo no ha actualizado aún sus fundamentos políticos.

¿Es decir?

Desde que llegó al Elíseo basó su política fiscal en el lema “trabajar más para ganar más” y enseguida puso en marcha las medidas necesarias para ello, como la exoneración de las horas suplementarias. Pero, ¿qué pasa? que los franceses han comenzado a notar los efectos de la crisis, como el aumento del paro, y las leyes han resultado ineficaces.

Tampoco es su culpa.

Claro pero su discurso político no ha cambiado para adaptarse a la nueva situación.

¿Hay más ejemplos?

Sí. El escudo fiscal. Un mecanismo percibido como un símbolo de injusticia social para los franceses. El estado devuelve un cheque a los contribuyentes más ricos. Recientemente hemos conocido el caso de Liliane Bettencourt, la heredera de L’Oreal, a quien el tesoro público le devolvió 30 millones de euros. Otro ejemplo es que Sarkozy se presentó como el presidente del “poder adquisitivo” e hizo campaña sobre el no aumento de impuestos, la reducción del gasto público…De nuevo, la situación ha provocado la explosión del déficit público. Los ciudadanos constatan una situación que no podían imaginar y se sienten amenazados.

Se desmorona el Estado del Bienestar…

Los franceses ven que su modelo social se derriba. En Francia estamos acostumbrados a que el Estado intervenga y se ocupe de todo, sobre todo, en materia social. Ahora, el gobierno interrumpe ciertas medidas sociales –ayudas a la sanidad, recorte de funcionarios…-. En un contexto en el que los franceses no pueden comprender y compartir los cambios, el gobierno debería aceptar actualizar y remodelar la doctrina política.

Esa incomprensión de los ciudadanos, ¿es la causa de las crisis sociales como la que sufre Francia en estos momentos?

La gente teme por su futuro. Los que se manifiestan o apoyan el movimiento piensan que esta reforma no será la única y que el nivel de sus pensiones en el futuro no será el mismo que el de hoy. Existe un sentimiento de incertidumbre que conduce a la preocupación. Los ciudadanos necesitan escuchar una voz pública, firme, que les tranquilice.

¿Qué propone su movimiento?

Nuestra primera exigencia es que el gobierno recurra a una política alternativa y si no lo hace, nosotros proponemos una alternativa política. En este caso, el orden de los factores sí altera el producto (sonríe). Si Sarkozy no cambia de política, los franceses necesitarán otra opción de derechas en 2012.

Parece un ultimátum…

Con una remodelación y con nuevos compromisos, el gobierno está a tiempo de emprender los cambios necesarios para que los franceses sientan que se les escucha.

¿Qué es lo primero que Villepin haría en el poder?

Hay que dotarse de los mecanismos necesarios para ser capaz a de sostener el modelo social que los franceses necesitan y para ello Francia necesita una reforma institucional, una reforma fiscal y en tercer lugar, establecer un modo de gobierno que asegure la cohesión nacional. Para abordar los problemas hoy se establecen categorías: segmentamos a las personas en barrios, mujeres, inmigrantes, categorías de inmigrantes… La gobernanza tiene que fundarse en la idea de que la nación debe estar unida por razones sociales, éticas y económicas. Esta teoría da lugar a una concepción institucional del la V República francesa en la que el presidente está por encima de los partidos. El Estado precede a la nación. La nación deriva de la fuerza del Estado de los principios y de la ley republicana.

Cambiando de tema. Después de que la Justicia haya dado la razón a Villepin en el caso Clearstream, el ex primer ministro, ¿ya no teme “el gancho de carnicero”?

Sarkozy cometió un error de lenguaje empleando ese término. A mí nunca se me habría ocurrido decir eso.

¿Hay posibilidades de reconciliación entre estos dos rivales?

No sé cómo decirle. Es imposible la reconciliación si no hay un cambio de fundamento político. La única cuestión que importa ahora es si podemos ponernos de acuerdo en un proyecto alternativo y a partir de ahí, todo es posible, incluida la amistad.



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