El hecho de que 271 piezas desconocidas del pintor malagueño hayan permanecido durante más de cuarenta años “en un garaje”, alejadas de los museos o de sus herederos dejó “estupefactos” al hijo del artista Claude Picasso y a su asistente Christine Pinault, que presenciaron atónitos el momento en el que Pierre Le Guennec, de 71 años de edad y su esposa, aparecieron con el supuesto botín en las oficinas de Picasso Administration. En este mismo lugar, Pinault ha descrito a LA GACETA cómo ella y el heredero han vivido esta misteriosa historia.
A las oficinas de Picasso Administración situadas a pocos metros de la Plaza de la Opera de la capital francesa llegan cada año más de cuatrocientas solicitudes de autentificación de supuestas creaciones del artista. La labor de Claude Picasso y de Christine Pinault consiste en examinar y verificar cada correo para “descartar los que proceden de numerosos estafadores” que intentan obtener certificados de supuestas obras “compradas” o “descubiertas en trasteros”.
Cuando Le Guennec envió su demanda en enero de 2010, probablemente desconocía que casi un año después ocuparía las portadas de los medios. Seguramente, tampoco se planteó que los herederos de Picasso no creerían “en ningún momento” su versión y que le denunciarían ante la justicia. “Quién puede creerse que Picasso le regaló a este señor 60 millones de euros en cuadros”, asegura, indignado Claude Picasso.
Inconsciente ante riesgo, Le Guennec insistió en enviar cartas y fotos de las obras que estaban en su posesión. Tras meses de “búsquedas e identificaciones de las imágenes” y después de verificar que las obras no aparecían por “ningún archivo” y que no había rastro de ellas en el mercado del arte, Picasso hijo decide “fijar un encuentro” con el electricista de su padre y “comprobar que las piezas eran verdaderas”.
Pinault describe el momento “de emoción” en el que Le Guennec apareció “en este mismo cuarto” con la maleta repleta de creaciones artísticas.
“Después de examinarlas una por una”, Picasso mostró “su estupefacción”, al darse cuenta de que, “además de la cantidad,” la colección comprende “grandes obras maestras”. En particular, “los collages de la época cubista”, uno de los “periodos esenciales del recorrido artístico de Picasso”, en el que “crea la obra moderna”, afirma Pinault.
“No dábamos crédito. Teníamos ante nuestros ojos, nueve excepcionales collages, de una calidad formidable, que reflejaban la búsqueda pictórica de Pablo Picasso”. El hijo del artista supo en ese momento que “sin ninguna duda, eran creaciones de la mano de su padre”.
“Teníamos la impresión de que Picasso acababa de dibujar esas obras porque estaban en perfectas condiciones: el papel no estaba estropeado, no les había dado la luz…” Entonces, comenzaron a surgir las dudas y con un aire de “emoción”, Claude Picasso comenzó a preguntarle a Le Guennec “por qué, cómo, dónde o en cuántas ocasiones” su padre le había regalado esta gran colección.
“No le creímos en absoluto”. “No se explicaba con claridad, no daba detalles, todo era muy sospechoso”. En otras ocasiones, “la gente está encantada de contar el momento en el que recibió un regalo del artista”. Además, Picasso “siempre personalizaba los regalos y los dedicaba”. “En ninguno de los dibujos figuraba la firma”, afirma Pinault. “Su versión es completamente surrealista”. “No es posible que Picasso haya regalado diez ejemplares idénticos de la misma litografía”, como figuran en el supuesto botín localizado en manos del anciano. Además, la inédita colección descubierta comprende “cuadernos, estudios, series sin finalizar”. “Es un trabajo de taller”. “Nadie regala sus herramientas de trabajo”, añade, indignada la experta
Cuando el electricista se marchó, “la única preocupación” de Picasso era la de “encontrar una solución para proteger una parte del legado de su padre que en manos de ese hombre corría un gran peligro”. Se sentía “extremamente inquieto” y decidió acudir “urgentemente” a la justicia para “que se ocupe del futuro de las obras”.
¿Cómo pudo el hombre robar tantas piezas y burlar la seguridad de la residencia de Picasso? Christine Pinault explica que Picasso poseía varias residencias y que durante el traslado de su taller a la Costa Azul, “clasificó sus creaciones por fechas en cajas distribuidas en cada morada”.
Quizá Le Guennec no comprendía que tenía en su posesión “obras esenciales de la vida de Picasso”, valoradas en 60 millones de euros. Quizá, por ello acudió a los herederos del pintor. Ésta es la “misteriosa cuestión que se plantean la familia Picasso”, que vive en el enigma de “por qué Le Guennec ha guardado tanto tiempo estas obras sin decir nada a nadie, por qué sólo hay piezas que datan hasta el año 1930 o por qué tenía en su posesión los cuadernos de trabajo del pintor”.
Ahora, el único deseo de Claude Picasso es que el enigma de las 271 obras de su padre sea resuelto y “que las piezas puedan protegerse y exponerse al público en un museo, para que todo el mundo pueda disfrutarlas”.
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