Después de la tormenta, lo “importante es que las huelgas se calmen y que Francia vuelva a retomar el trabajo”. En apenas dos meses, Francia sufrió ayer la séptima jornada de huelga y manifestaciones contra la reforma de las pensiones. El hecho de que esta protesta tuviera lugar al día siguiente de la aprobación de la ley por el Parlamento, se notó en el balance final de la jornada. El gobierno constató que los ciudadanos han dejado de respaldar una protesta “que ya no tiene ningún sentido”. Las perturbaciones afectaron sobre todo a los transportes y al sector aéreo. Sin embargo, la actividad de los basureros y del sector petrolero, que la semana pasada casi paralizan el país, ha recuperado prácticamente la normalidad.
La ministra francesa de Economía, Cristine Lagarde felicitó ayer la decisión del Parlamento: “es muy positivo para nuestra economía y algo bueno para el equilibrio de las finanzas públicas”, aseguró. Esta reforma, comentó Lagarde, “evita situar a Francia en una zona de incertidumbre”.
Para el diputado de derechas, Bernard Debré, “Francia debe adaptarse al siglo en el que vive, aunque sean tiempos brutales y exigentes”, asegura. “La reforma de las pensiones ha sido un desafío pero era indispensable, como lo es en el resto de países”. Debré alude al ejemplo de Inglaterra, donde las reformas “son más profundas y más drásticas y no han provocado la contestación ciudadana”. “No se trata de resignación, sino de comprensión porque es la solidaridad lo que está en juego”, afirma. “Habrá nuevas reformas de envergadura, pero es que sin ellas, Francia no sobrevivirá”, comenta el diputado de la Asamblea nacional. “los franceses se darán cuenta en 2012 y espero que sepan elegir entre la valentía y la demagogia”, concluye Debré.
Insistentes en su empeño por contradecir a Sarkozy, los sindicatos, convencidos de que la presión permanece presente, pretenden que la ley “no se promulgue”, aseguró uno de los líderes sindicalistas, Bernard Thibault, que reconoce que el respaldo a las protestas es menos importante. Incluso si la ley entra en vigor, afirma, “no frenaremos el combate sindical”. “No será una ley, la que pondrá término a nuestras reivindicaciones”. Para los sindicatos, además del retraso de la edad de jubilación, que ya es batalla perdida, hay otros temas de los que el gobierno “debe ocuparse”, como “la situación de los trabajadores que realizan las profesiones más duras, la igualdad salarial entre hombres y mujeres”…