“Los manifestantes están atentando contra el orden público y ningún republicano puede aceptar esta actitud”. Las críticas al giro radical que ha tomado el movimiento social en Francia comienzan a llegar de todos los frentes. Marie-Anne Montchamp, portavoz del movimiento político de Dominique de Villepin, República Solidaria, comenta a La Gaceta que desaprueba “de manera categórica, los últimos acontecimientos vandálicos protagonizados por gamberros y alborotadores”. Además, la ex ministra y diputada de la Asamblea nacional francesa, denuncia la actitud de los huelguistas: “Es vergonzoso que haya gente que se dedique a obstaculizar la circulación y a bloquear el acceso a los depósitos de gasolina”, afirma.
Durante estos días en los que Francia sufre la peor movilización de los últimos quince años, miles de adolescentes de quince y dieciséis años, “manipulados por los sindicatos”, han salido a la calle, no para manifestarse pacíficamente, más bien, para sembrar el terror entre los ciudadanos.
Los episodios de violencia de esta semana están siendo lamentables. Los incidentes se han producido en varias ciudades del país pero los más graves han tenido lugar en la ciudad de Lyon y en la localidad de Nanterre, a las afueras de París, donde la policía ha detenido a cientos de personas. Los estudiantes impedían a profesores y alumnos la entrada en las clases mediante papeleras que bloqueaban las puertas. Pero también colapsan el tráfico de los coches en varias zonas de la capital provocando importantes atascos y generando situaciones límite.
Tras los enfrentamientos entre jóvenes y policías varias personas resultaron heridas, incluso hospitalizadas. Además de lanzar piedras a los agentes, los estudiantes en las calles se dedican a saquear tiendas, a romper cualquier mobiliario urbano con el que se cruzan, a incendiar coches y hasta un centro escolar.
Ante este panorama vergonzoso, las reacciones de unos y otros no se han hecho esperar. Philippe Meunier, diputado del partido mayoritario, UMP, de Lyon, afirma que “ los socialistas han jugado a los pirómanos y ahora sufrimos las consecuencias.” Además, “los menores han sido manipulados por las irresponsables declaraciones de Ségolène Royal”. “Ya conocemos los riesgos cuando se apela a los menores a manifestarse”. Ahora, el Partido Socialista “no puede considerarse como un partido de gobierno”, asegura Meunier. En la misma línea el alcalde de la localidad francesa, Caluire et Cuire considera que esta situación es “escandalosa”. “Los responsables de las consecuencias económicas de los desbordamientos son los que han sacado a los menores fuera”, denuncia.
El diputado socialista de Lyon, Jean-Louis Touraine, alega que “hay que comprender la situación”. “Son jóvenes que viven mal las injusticias y las dificultades”, añade.
Una postura que no comparte Michel Havard, diputado de la UMP: “Las escenas son alucinantes”. “Es preciso reaccionar con una severidad extrema”, asegura.
A la espera de que se decida el momento exacto en el que el Senado procederá a la votación de la reforma de las pensiones, Nicolas Sarkozy ha prometido que hará “todo lo posible” por “restablecer el orden en el país”.
“La gente teme por su futuro”. Los que se manifiestan o apoyan el movimiento, “piensan que esta reforma no será la única y que el nivel de sus pensiones en el futuro no será el mismo que el de hoy”, asegura Marie-Anne Montchamp. En Francia, “existe un sentimiento de incertidumbre que conduce a la preocupación”. Los ciudadanos “necesitan escuchar una voz publica, firme, que les tranquilice”. La diputada considera que “el conflicto está ligado a dicha incertidumbre social”.
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