El Parlamento francés adoptará mañana definitivamente la reforma de las pensiones que retrasa la edad de jubilación. También mañana es la víspera de la novena jornada de huelga y manifestaciones convocadas por los sindicatos contra el proyecto, una protesta que está saliendo muy cara.
Según la ministra de Economía, Cristine Lagarde, cada día de huelga, el país pierde entre 200 y 400 millones de euros. En total, la factura de las ocho jornadas de movilizaciones se elevaría a casi 3.000 millones de euros. Además, el gobierno advierte de que el coste de la degradación de la imagen de Francia en el extranjero es “incalculable”.
El impacto es más importante para las pequeñas y medianas empresas –4.000 millones de euros–, aunque todos los sectores sufren las consecuencias de la actitud sindical. El transporte aéreo y ferroviario, así como los sectores del comercio y del turismo, también están notando el impacto de las huelgas. Las ventas se han reducido hasta un 40% en algunas ciudades. A lo que también contribuyen los actos vandálicos de las manifestaciones. La tasa de ocupación en la hostelería se ha reducido un 4% y los restauradores constatan menor afluencia, sobre todo los fines de semana.
Después de 30 días de conflicto en el puerto de Marsella, la Unión de la Industria Química cifra en 1.000 millones de euros las pérdidas registradas. El sector teme por el futuro de ciertas empresas que pierden clientes por la falta de materias primas.
Los siete diputados y los siete senadores de lacomisión mixta debatieron ayer los puntos divergentes y acordaron un único texto sobre la reforma que deberá ser promulgada por el presidente francés alrededor del 15 de noviembre tras una posible revisión del Consejo constitucional.
“Se aplicará”
“Una vez votada, la ley se aplicará”, ha prometido el ministro de Trabajo, Eric Woerth, quien lanza así una llamada a los sindicatos para que detengan las protestas.
Los ciudadanos, incomodados por las perturbaciones que genera la paralización del país, tienen la esperanza de que se recupere la normalidad tras la votación. Según la última encuesta realizada por el diario francés, Le Figaro, más del 55% de los lectores confía en que el movimiento social finalizará tras la adopción del Parlamento.
En cuanto a la paralización en el sector petrolero francés, las aguas van volviendo a su cauce lentamente. Ayer, tres de las doce refinerías en huelga votaron la reanudación del trabajo. “Hemos perdido una batalla aunque no nos callaremos”, afirmó uno de los responsables del sector.
Todos los depósitos petroleros están ya desbloqueados y los camiones cisterna han comenzado a cargar.
Estas reacciones se produjeron después de que el ministerio de Economía anunciase el balance sobre el importante coste que están generando las protestas en la economía francesa.
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