Tras siete horas de interrogatorio, el ministro francés de trabajo insiste en que nunca “enchufó” a su mujer y en que tampoco recibió donaciones privadas
Carla Sarabia/París. “Cuento con ustedes para que la campaña de mentiras termine de una vez por todas”. Con estas palabras, el abogado de Éric Woerth, Jean-Yves Leborgne solicitó a los periodistas que saquen a su cliente del escándalo.
Desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde de ayer, el ministro francés de Trabajo, Éric Woerth, se dedicó a responder a las preguntas de la policía de la Brigada Financiera, que le interrogó en el marco de la investigación sobre la fortuna de la heredera de L’Oreal, Liliane Bettencourt. Desde hace varias semanas el ministro es el centro de las miradas en un asunto que desestabiliza la credibilidad de la polémica reforma de las pensiones que dirige.
Tras el interrogatorio, Leborgne ha negado la implicación de Woerth en el caso y ha insistido en que “no son más que calumnias”.
Sospechoso de conflicto de intereses, Woerth ha tenido que dar explicaciones sobre tres cuestiones fundamentales. En primer lugar, las condiciones del empleo de su esposa, Florence Woerth, quien hasta su reciente dimisión trabajaba en la sociedad Clymène, presidida por el gestor de la tercera fortuna de Francia, Patrice de Maistre y donde se evadían impuestos masivamente. La prueba de las acusaciones son las famosas grabaciones clandestinas de las conversaciones privadas en casa de Bettencourt, según las cuales, Woerth habría “enchufado” a su esposa para que la contratasen. Acusación, que el ministro niega rotundamente: “Nunca le pedí a nadie que contratara a mi mujer. Jamás, jamás, jamás”, aseguró.
La acusación de conflicto de intereses responde a las sospechas de un posible vínculo –que Woerth ha negado- entre el contrato de su mujer, la Legión de Honor con la que Woerth condecoró a De Maistre en 2008 y la aparente ausencia –durante varios años- de controles fiscales de los bienes de Bettencourt.
Ante la sospecha de una posible financiación ilegal de la campaña electoral de 2007, procedente de donaciones privadas de Bettencourt, cuando Woerth era tesorero del partido presidencial, UMP, el abogado, Jean-Yves Leborgne, aseguró que Woerth “nunca ha recibido donaciones privadas fuera de la legalidad para financiar la vida política”.
La semana pasada, Woerth había mostrado su “impaciencia” por declarar ante la Justicia: “Es lo que yo deseaba. Es algo bueno”, aseguró Woerth.
El Tribunal investiga en cuatro direcciones
El Tribunal de Nanterre, que se ocupa del asunto, ha puesto en marcha cuatro investigaciones preliminares desde que el pasado mes de junio aparecieran en escena las polémicas grabaciones de las conversaciones, que uno de los mayordomos entregó a las autoridades y que probaban operaciones de fraude fiscal y de tráfico de influencias.
La policía ya ha realizado varias interpelaciones y registros. La semana pasada era la esposa del ministro quien comparecía ante la brigada financiera. Florence Woerth negó una posible influencia de su marido en su vida laboral, como aseguró De Maistre. Esta semana, la policía ha interrogado a la protagonista del asunto, Liliane Bettencourt y ha registrado la casa de la hija de la heredera de L’Oreal, Francoise Meyers Bettencourt, de donde se han llevado agendas, un ordenador y otros documentos para investigar.