“Vivir en la República con el rostro descubierto es una cuestión de dignidad y de igualdad”. La ministra francesa de Justicia y promotora del texto, Michèle Alliot-Marie quiso dejar constancia, una vez más, de que la prohibición del uno burka en cualquier espacio público, incluida la calle, tiene el objetivo de defender los derechos fundamentales de la mujer. El proyecto de ley sobre el velo integral, que fue adoptado hace dos meses por la Asamblea nacional y ayer por el Senado, ha obtenido, por tanto, la aprobación definitiva del Parlamento francés.
“Vivir en comunidad supone la aceptación del otro. No se trata de una cuestión de seguridad o de religión, sino del respeto de nuestros principios republicanos”, aseguró la ministra y reafirmó que la iniciativa de su gobierno “se basa en un fundamento constitucional, el orden público social”.
A partir de ahora, todo hombre que obligue a una mujer a disimular su rostro se expondrá a una multa de hasta 30.000 euros y a una pena de un año de cárcel.
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