Antoine Gillot, abogado de la ex contable y del mayordomo de Liliane Bettencourt
Hace 25 años que el abogado Antoine Gillot y su cliente Claire Thibout se conocen. La ex contable trabajó en casa de los Bettencourt desde 1995 hasta 2008. Desde hace cuatro años, Gillot está al tanto de todos los entresijos de la familia heredera de L’Oréal. El affaire Bettencourt es la mezcla explosiva de evasiones fiscales, grabaciones clandestinas, acusaciones, conflicto de intereses… Muchas cosas están aún por aclarar pero lo que sí es cierto es que al menos una persona, Antoine Gillot, está segura, porque tiene las pruebas, de que la ex contable de Bettencourt, Claire Thibout, “es una mujer honesta que siempre ha dicho la verdad”. Además, afirma: “El testimonio de mi cliente hace daño a numerosas personas, también del mundo político, y por eso quieren hundirla”.
El affaire Bettencourt podría dividirse en dos partes: por un lado, el ‘abuso de debilidad’ que habría sufrido la mujer más rica de Francia; y por otro, el aspecto político que ha salpicado al Gobierno. Françoise Bettencourt-Meyers probablemente desconocía lo segundo cuando en diciembre de 2007 decidió denunciar al fotógrafo François Marie Barnier por “aprovecharse” de su madre. Ella siempre lo ha dicho: “Quiero a mi madre y mi objetivo es protegerla”. Prueba de sus prioridades es que cuando el mayordomo de su madre le entregó las grabaciones clandestinas que probaban el ‘abuso de debilidad’ pero que también salpicaban al gobierno, Bettencourt-Meyers decidió ir a la justicia.
“A ti no te gustan las joyas, nunca te las pones. Anda, manda a la contable a buscarlas al banco y que me las traiga a mi casa”, le dijo Barnier a Bettencourt. Se trataba de una colección de un centenar de joyas de mucho valor, sin asegurar y de las que no existía inventario. “La contable –la única que tenía llaves de la caja fuerte aparte de la dueña– hizo todo lo posible por retrasar la entrega a Barnier”. “Finalmente logró convencer a Bettencourt de que se hiciera un inventario y yo mismo fui al banco a hacer el recuento y las fotos”. Cuando a Gillot se le pide un ejemplo que evidencie que Barnier se aprovechaba de Bettencourt contesta: “innumerables”.
“A ti no te gustan las joyas, nunca te las pones. Anda, manda a la contable a buscarlas al banco y que me las traiga a mi casa”, le dijo Barnier a Bettencourt. Se trataba de una colección de un centenar de joyas de mucho valor, sin asegurar y de las que no existía inventario. “La contable –la única que tenía llaves de la caja fuerte aparte de la dueña– hizo todo lo posible por retrasar la entrega a Barnier”. “Finalmente logró convencer a Bettencourt de que se hiciera un inventario y yo mismo fui al banco a hacer el recuento y las fotos”. Cuando a Gillot se le pide un ejemplo que evidencie que Barnier se aprovechaba de Bettencourt contesta: “innumerables”.
Foto del collar procedente del inventario de las joyas de Bettencourt
Para evitarlo, la hija quiso poner a la millonaria bajo tutela. Las relaciones empeoraron y, según Thibout, “Bettencourt habría decidido acudir a Sarkozy”. Antoine Gillot relata que “aprendió de memoria lo que tenía que decirle al presidente”. La Brigada financiera habría descubierto las famosas notitas en la que sus “consejeros” escribían todo lo que Bettencourt tenía que decir en cada ocasión y que prueban su incapacidad.
También sobre la cuestión política, Claire Thibout se reafirma. “El gestor de la fortuna, Patrice De Maistre, le pidió que retirara 150.000 euros que estaban destinados a Éric Woerth para financiar la campaña electoral de Sarkozy aunque Thibout nunca entregó dinero directamente a un político ni estuvo presente en alguna entrega de donaciones”, asegura Gillot.
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